El divorcio...pero los hijos?


Cuando los padres se divorcian, los hijos suelen quedarse con la madre que será sobre quien recaerá la mayor responsabilidad en su cuidado y educación.

En ocasiones parecerá que el padre intenta comprar el afecto de los hijos. Pero no es una competición y hay que establecer normas para no ser manipulados por los hijos.
Los padres se separan, pero los hijos siguen siendo de los dos. Ambos deben tomar decisiones y llegar a acuerdos que faciliten su crecimiento y educación.
Una relación de matrimonio empieza con la idea fija de que la unión será para siempre, pero tal parece que en la actualidad los divorcios son parte de la rutina…
Al enfrentar el divorcio pasamos por diferentes etapas, tomemos por ejemplo el del reajuste, el pensar que por un reajuste emocional, mismo por el que también pasan los hijos de padres divorciados, los hijos ya no estarán bajo su mismo techo y por lo general acaban viviendo con la madre, quien en medio de su dolor y angustia, trata de consentir al hijo y llenar ese vacío que el padre ha dejado, siendo por ello más tolerante y a veces permisiva, para que el hijo se sienta cómodo.
Por su parte, los hijos pueden tomar ventaja de esa etapa tratando de manipular a los padres para que les cumplan caprichos que en normales circunstancias no pedirían, por su parte el padre que no está con ellos les da lo que los hijos piden porque teme perder el afecto de ellos.
En estas circunstancias los hijos se ven en un ir y venir de un padre al otro, manejan la situación de acuerdo a sus conveniencias, se van con el padre y van gustosos porque saben que pueden sacar partido de los dos, del que no esta con ellos y de quien convive con ellos.
Hay un cambio de actitudes en los hijos en la que los padres, se culpan uno al otro, la madre se queja que el otro se los lleva, que los deja hacer lo que ellos quieren, rompiendo reglas y olvidándose de disciplinar “cuando regresan vienen rebeldes e irresponsables” pero también se siente culpable por no permitirle a sus hijos vivir y crecer con el padre, en unión con una verdadera familia.
A los padres les ha faltado establecer reglas y acuerdos de cómo van a enseñar a sus hijos, cada uno por su lado, sin afectarlos, no se hacen el propósito de darle la importancia necesaria a lo que los hijos harán, qué se les permite y lo que no deben hacer cuando están con uno de los dos. Sin darse cuenta llegan a ser manipulados por los hijos, que se aprovechan del estado emocional de los padres, aún falta aprender a poner las diferencias como pareja por un lado y pensar como padres, aceptar que como pareja nada más funciona, pero quedan hijos, a los que aun hay que formar, enseñar y disciplinar, se debe tener presente que nosotros, dejamos de ser esposos, dejamos de ser pareja, pero seguimos teniendo algo en común y que siempre tendremos algo en común, muy importante, mas importante de todo lo demás, nuestros hijos, siguen siendo nuestros hijos, siempre seremos padres y como tales, somos o deberíamos seguir siendo responsables.
Cuando hay un divorcio o separación, aunque difícil, es necesario que se pongan de acuerdo, que establezcan reglas a cumplir cada uno por su lado, pero coordinados, para que ninguno de los dos de más que el otro.
Es importante ser conscientes de que ninguno de los dos debe “comprar afecto” porque sin darnos cuenta podríamos estar formando chantajistas, manipuladores, tiranos, desleales, sentimientos que más tarde les será de obstáculo para desenvolverse en sus relaciones interpersonales.
Se debe procurar no hablar mal el uno del otro con los hijos, después de todo, los hijos aman a los dos padres por igual, y se sentirán lastimados, aunque no lo manifiesten cuando hablan mal el uno del otro.
No les hacemos un favor a nuestros hijos, aceptando y dando lo que ellos quieren. Enseñémosles que el amor no se compra, enseñémosles que el amor no es un acto de explotación, pero si de afecto, sinceridad y lealtad hacia ambos padres.




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