¿Te dijo “vive conmigo” y no “cásate conmigo”?


Toma decisiones pensando en tí como prioridad Todo indicaba que había llegado el momento; de tal forma que comenzaste a ver proveedores para la "futura" boda.

Llega una fecha especial para los dos y con ella una invitación a salir a un lugar único… la noche era perfecta.
Después de la cena, tu amado comienza a hablar de los dos, de su futuro. Y tú… comienzas a temblar. Él va hilando las palabras y tú ya tienes en la punta de la lengua la pregunta que esperas te haga.

Pero de pronto, él hace un cambio brusco a la historia y te propone: “vamos a vivir juntos”, cuando tú lo que querías escuchar era la propuesta romántica de matrimonio.

¡Zas! El mundo se te viene encima. Tranquila, respira y lee esto.

Casi siempre, durante la etapa del conocimiento de la pareja, estos temas son recurrentes, pues durante el noviazgo se habla mucho sobre el futuro juntos.

Sin embargo, las mujeres siempre soñamos, aunque nos hayan dicho miles de veces que no está en sus planes el matrimonio, con que nos hagan esa propuesta de casarse.

La unión libre es un estado que en últimos años ha vivido un “boom”. Parejas de todas las edades deciden vivir juntos antes de formalizar ante la ley de la iglesia y del hombre, con el argumento de que es mejor primero conocerse sin compromiso alguno.

Así, si la relación no funciona, cada quien regresa a su casa de origen sin necesidad de hacer trámites para disolver esa unión y evitando de esa forma conflictos mayores, por ejemplo, la repartición de bienes.

Sin embargo, en ese último punto existe algo de controversia o malinterpretaciones, pues al acordar compartir un hogar ligados únicamente por el sentimiento del amor, también representa un compromiso legítimo que debe ser respetado por quienes lo asumen.

Si ustedes deciden primero vivir juntos y después analizar casarse, seguramente se toparán con muchas personas que los apoyen, pero también con otros que lo rechacen tajantemente.

Debes estar consciente de que la manera de pensar de los adultos no cambia y que probablemente ese siguiente paso no llegará o tardará mucho más de lo que tu crees.

Es como si sentaras tus esperanzas en que un hombre golpeador o una mujer alcohólica cambiarán de la noche a la mañana con el simple hecho de firmar el acta de matrimonio.

Quizá dialogar con tu pareja antes de que su relación avance más y más te ayudará a tomar la decisión correcta a tiempo y no a aceptar su propuesta porque ya te da flojera iniciar una nueva relación.

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