¿Preparados para vivir juntos?

Entre los defensores de “cada uno en su casa” y aquellos que sólo sueñan con un dulce hogar en común, ¡hay un abanico de posibilidades! Sin embargo, vivir juntos, ¿es una decisión indispensable en una verdadera relación de pareja o, por el contrario, es una forma de acabar con el amor?



Vivir en pareja, ¡ni hablar!

“Me niego a compartir mi espacio vital”, “necesito mi propia libertad”: algunas parejas rechazan sistemáticamente cualquier convivencia, de forma que las dos personas viven cada una por su lado y se ven algunos días durante la semana.
Aunque generalmente se trata de una decisión deliberada, también puede ser forzada (traslado profesional es lo más habitual). En este caso la relación es más dolorosa que satisfactoria, pero se trata de una situación limitada en el tiempo. Algunos se decantan por vivir en separado por miedo al compromiso pero, poco a poco, se instalan en casa de uno o del otro, como si no ocurriera nada…

Esto se parece a una pareja…

Pero, ¿se puede establecer una relación sólida cuando sólo se comparten algunas noches durante la semana? Aunque esto funciona en ciertos amantes (una minoría), según los especialistas, en este caso no se puede hablar propiamente de una pareja. Es lo que algunos denominan “el matrimonio de fin de semana, en que los amantes sólo se ven para compartir actividades agradables”, explica Robert Neuburger, psiquiatra y terapeuta de pareja y familia. “Sin embargo, esta fórmula suele resultarles útil a otras parejas que han dejado de quererse”. Parece difícil no compartir el día a día, las pequeñas alegrías cotidianas o los grandes fracasos, los días de cansancio o de enfermedad, las facturas y la planificación de un nido de amor. Estas parejas afirman que sólo viven lo mejor, sin conocer la otra cara de la moneda. No obstante, en la realidad, este tipo de parejas suelen idealizar la relación y, al igual que ocurre al inicio de cualquier idilio, juegan un papel, disimulan sus defectos y puntos débiles para sólo mostrar una imagen de sí mismos lisa e ideal… lo cual sólo es una parte de su personalidad.

Una historia acabada antes de haber empezado

Además, sería falso creer que este amor a tiempo parcial puede evitar los problemas. “La dificultad proviene, quizás, de esta carencia de compartir y de la ausencia de gestos íntimos, como por ejemplo un espacio común o gastos compartidos”, explica R. Neuburger. La vida en común se reduce entonces a una vida afectiva y sexual. Esta solución, que en algunos casos se adopta para evitar problemas cuando estás al borde de una separación, supone un problema en la construcción de la pareja, ya que se anticipa la separación cuando quizás no es necesaria… ¡porque la pareja como tal apenas existe!

Los riesgos de la vida en pareja

Sin embargo, aunque vivir en pareja le parece fundamental a la mayoría de las parejas, ¡la convivencia común está lejos de ser una balsa de aceite! “Las dificultades están asociadas con las relaciones entre los espacios íntimos de cada uno y los de la pareja”, explica R. Neuburger. “Las personas que, antes de instalarse, llevan viviendo solas durante mucho tiempo experimentan sensaciones muy agotadoras porque sienten que les invaden su intimidad. Es necesario dejar un poco de espacio al otro, así que es aconsejable tener un espacio donde puedas estar a tus anchas, transformar una parte de la casa que os pertenece exclusivamente, en copropiedad”.

Quién no haya discutido alguna vez sobre la música que le apetece escuchar, el programa de televisión que prefiere ver, las actividades de fin de semana que quiere hacer o del lado de la cama que desea ocupar que tire la primera piedra. ¡Siempre hay ocasión!

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