Casarse otra vez… ¿si o no?

Las separadas, ya sabemos que eso de “me caso para toda la vida” es relativo. Muchas veces pueden decir “por suerte”, ya que quedar atadas a un matrimonio insatisfactorio sería contraproducente para nuestro futuro.



Tengo unas cuantas amigas separadas con hijos, pero este último tiempo me llamó la atención que dos de ellas opinaban de manera totalmente opuesta. Romina, por ejemplo, dice que con su nueva pareja no volvería a casarse ni aunque se lo pida de rodillas. Marina, en cambio, comenta que si hubiera una próxima iría con papeles si o si. Lo más gracioso es que ambas lo dan por supuesto aunque no tienen la chance de hacerlo por el momento. Siempre pensé que esas cosas suelen salir solas a medida que uno va conociendo a un hombre, por eso me sorprendió que estas mujeres fueran tan categóricas. La primera tiene novio hace poco tiempo y por ahora no es más que eso. La otra, ni siquiera consigue pareja. Pero por lo visto ya lo han decidido sin que se haya presentado la oportunidad.

¿Luego de un importante fracaso amoroso hay que dar el si?
Es una pregunta compleja de contestar. Primero porque es una época un tanto individualista y algo egoísta, en la que no es tan fácil conseguir la propuesta. En especial en el caso de los hombres, ya que ellos hoy valoran mucho la tranquilidad, sus espacios íntimos y no desean resignar ciertas ventajas que otorga el estar solo. Pero nosotras tampoco nos salvamos. Por ejemplo, en mi caso digo que tengo las manías de la solterona y me daría mucha pereza adaptarme en la convivencia a otra persona nuevamente. Aprendí a disfrutar de mi soledad…

Yo sí, yo no
Sin embargo, las respuestas tan diferentes de mis amigas no son del todo casuales. Romina había estado muchos años de novia con su exmarido. Era de esas parejas que uno estaba seguro de que la podría seguir viendo de la mano hasta que fueran dos ancianitos. Pero todo cambio un día en que a ellos se les ocurrió hacer todo lo que no habían concretado hasta el momento: casarse y tener un bebé. Fue poco el tiempo que tuvieron para aprovechar esa vida familiar con todas las de la ley. Pocos meses después de que nació la nena se separaron.

El caso de Marina fue distinto. Se conoció con Agustín y al poco tiempo quedó embarazada. Tuvieron que irse vivir juntos casi sin elección. Y la vida los fue llevando por diferentes etapas: buenas y malas, como a cualquiera. Hasta que un día se dieron cuenta de que ninguno tenía ganas de seguir junto al otro y el año pasado decidieron separarse. Martina ya cumplió 8 años, así que se puede decir que no les fue tan mal. Si me pongo a pensar, me doy cuenta de que mis dos amigas ahora están eligiendo lo contrario a lo que les sucedió a cada una en su historia anterior. Quizás la idea es vivir algo distinto de lo que hicieron con sus relaciones pasadas.

Me pregunto cómo será en el caso de mujeres como Elizabeth Taylor, que se casó 8 veces a lo largo de su vida.

Cada pareja y cada persona es una historia distinta, por eso es muy difícil afirmar terminantemente qué está bien o mal. Tenemos que seguir nuestro propio instinto y hacer lo que realmente deseamos. No está nada mal probar algo que hasta ahora no se nos había presentado.

Pero en mi opinión lo más importante es que las cosas se hagan sin presiones. Vivir el momento e ir viendo qué hacer de acuerdo a lo que sentimos. No siempre resulta sencillo para la pareja que pongamos condiciones de antemano. Hay que tener en cuenta que a veces, eso produce el efecto contrario.

Comentarios