Adolescentes más precoces en sexualidad


Los jóvenes tienen su primera relación sexual entre los 15 y los 17 años y se relacionan sin saber si es lo que realmente quieren. ¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tanto silencio (especialmente en casa) ante el debut sexual?…

Hay mayor precocidad sexual. Los adolescentes adelantan sus relaciones cada vez más. La edad promedio de inicio de las relaciones sexuales está entre los 15,5 y los 17,9 años.

Aunque no existe una edad definida para su comienzo, los especialistas coinciden en señalar que son "prematuras" cuando la iniciación ocurre antes de los 16 años.

En los últimos 50 años, la media de edad de la primera relación sexual se ha adelantado en España 5,6 años y el porcentaje de mujeres que ha tenido su primera relación sexual completa antes de los 16 se ha multiplicado por 12 y representa el 16,7% de la población juvenil.

El 29% de los adolescentes ha mantenido relaciones sexuales ‘presionados' por el entorno y un 24% acepta que había hecho algo que realmente no quería hacer. Un 33% reconoce que su sexualidad ha ido demasiado deprisa y no acorde con su desarrollo y madurez personal. El grupo, el alcohol y la baja percepción de riesgo facilitan las prácticas sexuales que en muchas ocasiones ni son buscadas.

Otros factores de peso en la edad de inicio de las relaciones son la estructura familiar, la ausencia de sus progenitores (el 63,2% de los chicos cuyos progenitores no estaban habían tenido ya a los 14 años relaciones sexuales) y sobre todo, las influencias genéticas aportadas por el padre y la madre, que aumentan la propensión a adelantar las relaciones sexuales en los niños. Entre ellas están la impulsividad, el uso y abuso de sustancias, la rebeldía y la búsqueda de nuevas sensaciones.

El caos en el que se mueven y la falta de criterio es lo que reciben estos adolescentes que adelantan sus relaciones cada vez más. Los expertos coinciden en que las claves se encuentran en ligar afectividad y sexualidad (que no es lo mismo que amor y sexo) y reconocer que se educa en ambas cosas desde que son muy pequeñitos, con la ternura, los abrazos, los límites, las caricias, que todo eso configura la respuesta al placer y sensibiliza el ánimo.

Los jóvenes se mueven sobre arenas movedizas por "esas contradicciones de una sociedad que recibe enormes cantidades de información a través de series de televisión y una familia y una escuela que guardan silencio".

Expertos en sexualidad adolescente reclama a la escuela y la familia un papel más determinante en esos años turbulentos. Hay que estar atentos para que esa tristeza tan característica de la edad no se perpetúe, y entender que hay una acumulación de emociones de las que hasta ahora no habían hablado.

"A esas edades, señalan, educar a los hijos es más reconducir que prohibir. Los padres tienen que estar a mano, atentos, y sin miedo a sacar esos temas que ayudan a pensar. Es un error limitarse a decir no o no decir nada".

En cuanto a las escuelas, les proponen la transversalidad de esta formación (no sólo información, no sólo una máquina de preservativos). Insisten en que las emociones, el respeto, el aprender a decir no, el saber no sólo cómo se hace sino qué se quiere hacer, forman parte de su educación, en tutoría.

Una buena medida es animarlos a participar en talleres porque favorecen que los jóvenes hablen, pero sobre todo, porque permiten contrastar, ya que "abundan las informaciones locas que adquieren directamente de las series o de vídeos porno en internet y que no saben distinguir de la realidad", señala la doctora Rosa Ros, experta en sexualidad adolescente.

En definitiva, los jóvenes necesitan tener acceso a servicios de información sexual que respeten su confidencialidad y a una educación sexual de calidad desde una edad temprana.

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