Llevar tacos altos y finos durante todo el día, a lo largo de semanas y meses tiene consecuencias nada sexies: acorta los músculos de la pantorrilla y, como consecuencia, origina que al quitarse los zapatos el dolor sea mucho más agudo.
El inglés Marco Narici, que llevó a cabo la investigación junto con un equipo de biólogos del Reino Unido, explica que mantener una extremidad en una posición más corta que la habitual durante demasiado tiempo acorta los músculos, y justamente los tacos altos suben los talones generando dicho efecto negativo en la pantorrilla.
Los investigadores trabajaron con dos grupos de mujeres de 20 a 50 años. Un conjunto de damas usaba cotidianamente un taco mayor de cinco centímetros y se sentía incómoda al caminar sin este tipo de zapato. La otra mitad solía usar calzado sin taco.
A través de imágenes de resonancia magnética los autores analizaron el funcionamiento interno de los músculos de la pantorrilla de todas las mujeres y encontraron que el volumen de estos tejidos era igual en todas. A continuación, utilizaron ultrasonido para medir el largo de las fibras musculares y allí vieron una diferencia notable. Las mujeres que usaban tacos altos tenían fibras un 13% más cortas que aquellas que elegían el calzado bajo.
Narici explicó que los tacos ubican a los músculos de la pantorrilla en una posición más corta y las fibras pagan las consecuencias, con lo cual se le impide a los músculos de la pierna funcionar correctamente y se les quita fuerza.
Al observar el tendón de Aquiles, es decir la estructura que une al músculo de la pantorrilla al talón, los investigadores hallaron que su largo era igual en todas las mujeres, por lo cual su tamaño no había incrementado para compensar los cambios musculares nocivos. Sin embargo, este tendón sí era más grueso y firme entre aquellas mujeres que usan tacos de más de 5 centímetros, un cambio que alivia las modificaciones de la pantorrilla pero no elimina el dolor.
¿La solución? Hacer ejercicios de estiramiento.
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