El principio de la disciplina





“A los 9 meses, y sobre todo antes de los dos o tres años, el niño entiende perfectamente el significado de un “no” pero su necesidad de experimentar es más fuerte”, explica Laurence Rameau , puericultora y exdirectora de guarderías. “Puede repetir 20 veces el mismo gesto para observar sus efectos, entre los que está, obviamente, la repetición de la prohibición”.

Disciplina para bebé: ¿qué límites fijar?
Para Laurence Rameau no existe ninguna razón que impida a los padres fijar límites por ilusorio que parezca esperar que los más pequeños los respeten: “Independientemente de la edad del niño y de su capacidad de comprensión, hay que detenerlo si se hace daño voluntariamente, si hace daño a otro ser vivo o si estropea cualquier cosa. A partir de ahí, ya sólo depende de la paciencia y del tiempo que los padres puedan dedicar a su educación”.

Pero no sólo esos comportamientos pueden ser problemáticos. El descubrimiento de las escaleras presenta un verdadero peligro, igual que el descuartizamiento de libros a menudo irreparable, el lanzamiento de puré, los desagradables gritos en la caja del supermercado… Pueden decirle “no”, pero no tendrán jamás la certeza de que los haya escuchado.

Reglas para bebés: ¿cómo hacer que obedezca?
Si no quieren que el bebé coja un objeto o que realice un ejercicio peligroso, la solución más segura consiste en prevenir su comportamiento y evitar toda tentación. Escondan o pongan fuera de su alcance los objetos de mayor fragilidad (en un armario, a una altura suficiente…) e impedirle acceder a espacios que constituyan una amenaza cuando no esten a su lado (mediante una puerta cerrada, una barrera…).
Si decide educarlo con el “no”, asegurence de que todas las personas que cuidan del niño lo hagan también y armarse de paciencia. Laurence Rameau aconseja “pronunciar un “no” firme pero con un tono tranquilo cada vez que el bebé repita el mismo gesto. No deberán ceder ni enfadarse so pena de replantearse el método”. Para ser coherentes, vale más insistir primero en algunas reglas esenciales (no jugar con la comida, no subirse a la mesa…) y no olvidar felicitar al niño cuando las aplique.

¡Sean más astutos que él!
En determinadas circunstancias, como en casa de amigos o en lugares públicos, puede ser necesario poner fin a un comportamiento molesto del niño sin disponer obligatoriamente del tiempo real de formular una prohibición. Para conservar la calma y evitar una embarazosa llorera, Laurence Rameau propone distraerlo: “A veces basta con proponerle una alternativa que responda a sus necesidades en ese momento”. Una bolsa llena de cosas que poder vaciar, viejas revistas que romper en mil pedazos… Sean imaginativos y recuerden que el niño tendrá menos ganas de hacer más tarde todo lo que ya haya probado anteriormente.

Comentarios