La fidelidad, ¿comportamiento innato o adquirido?



En algunas sociedades, la fidelidad a un solo cónyuge es uno de los valores más importantes. En otras, predomina la poligamia. La mayoría condena el adulterio. En todos los casos, ¿es la fidelidad un comportamiento natural?

Nuestros amigos los animales…
En el reino animal, generalmente predomina la práctica del amor libe. Los machos y las hembras de numerosas especies multiplican los “compañeros”. A menudo, es el recurso obligado para aumentar las chances de reproducción y la supervivencia de la especie.

Sin embargo, se pueden observar en ciertos animales, pequeñas disparidades. Las parejas de lobos demuestran una fidelidad absoluta y se unen de por vida. En el caso de los pingüinos emperador, la monogamia es regla de oro. Los machos son padres ejemplares, incuban los huevos y alimentan a los pequeños. El campeón de la fidelidad es el castor. Hasta tal punto que si el macho es estéril, su compañera no procreará jamás.

Según Jared Diamond, autor del libro “El tercer chimpancé” y especialista en biología de la evolución, la organización de tipo “un macho rodeado de varias hembras es también común en la naturaleza. “Vemos este tipo de esquema en los gorilas, con un harén y un macho dominante. La fidelidad es absoluta ya que el macho está solo” precisa.

Bases biológicas de la fidelidad en el hombre
Según Gérard Leleu, en su libro “La fidelidad y la pareja”, existen para el caso del hombre, bases biológicas de fidelidad, entre otras ligadas al “instinto de apego” en la infancia. Estas se relacionarían con la necesidad de unirse unos a otros y con la “pulsión de agarre”. En cuanto al adulto, muestra una necesidad irresistible de contactos, a nivel de la piel, a nivel afectivo, a nivel sexual. A nivel psíquico y espiritual, Gérard Leleu precisa que la “necesidad de seguridad y de realización [desemboca en] el sueño de un gran amor, el amor que puede conducir a la espiritualidad y la espiritualidad que inspira la fidelidad”.

Una cuestión tanto histórica como social
Tradicionalmente, ser fiel es tener solo un compañero en el campo afectivo, sexual y psíquico. Cuando el matrimonio se fundaba en otros objetivos que el amor (organización de la sociedad, transmisión del patrimonio), la mujer debía demostrar una fidelidad absoluta bajo pena de ser castigada, desterrada, encarcelada e incluso asesinada.

A partir de los años 70, los esposos adúlteros son iguales frente a la ley. Antes de esta fecha, la infidelidad femenina era un delito en toda circunstancia mientras que la del hombre solo lo era si ocurría en el domicilio conyugal. En el divorcio, desde entonces, el adulterio aparece solo como una queja entre tantas otras y ya no como una causa “perentoria”.

La fidelidad evoluciona pues al mismo tiempo que la sociedad. Las mujeres, por medio de su combate, por medio del acceso a la anticoncepción y al mundo del trabajo, han adquirido una nueva libertad para desarrollar su existencia sentimental y sexual. La fidelidad parece incluso cambiar de campo. Además, la infidelidad femenina ya no es un tema tabú. La literatura erótica y la prensa femenina, las películas de “mujeres” marcan una cierta reapropiación de la sexualidad por parte de las mujeres.

Fidelidad sexual y fidelidad moral
La duración de la vida se prolonga, el fin de las coacciones morales (religiosas y civiles) aleja las amenazas que pesan sobre el adulterio. Ya no hay obligación de ser fiel si no es por el sentimiento de amor y deseo por el otro. Ahora la vida conyugal reposa antes que nada sobre los sentimientos, la unión es menos estable pero parece generar más fidelidad. En todo caso, una fidelidad elegida.

Sin embargo, se observa un aumento en la cantidad de personas que viven una doble, o quizás triple, vida sentimental, debido a la necesidad de cambio y a la voluntad de conciliar la estabilidad del matrimonio con el condimento de la vida extraconyugal.

Aunque parece que la fidelidad está perdiendo velocidad, este comportamiento no parece estar cerca de desaparecer. Para 70% de las mujeres, la definición de felicidad consiste en tener un marido fiel…

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