Perfume afrodisíaco: las virtudes eróticas de los perfumes


“El olor tiene una función crucial en la vida íntima. Hay personas que tienen problemas en sus relaciones amorosas porque encuentran repulsivo su propio olor.” Podemos decir entonces que no hay olores neutros. Agradable, desagradable o excitante, cada uno nos sumerge en el universo emocional. La culpa la tiene el cerebro de la olfacción.

Llamado aún rinencéfalo, forma parte del sistema límbico, que es de hecho la sede de nuestras emociones y del placer. Vecino del hipotálamo, el rinencéfalo es también el centro de las pulsiones fundamentales (instinto sexual, agresividad, hambre, sed). Por esa razón, cualquier olor pone inmediatamente en funcionamiento los deseos correspondientes.

Practicar el libertinaje olfativo
Para los hombres, la piel es sin discusión el mejor afrodisíaco. Las morenas, las rubias o las pelirrojas no tienen el mismo perfume de piel, ¡basta con oírlos hablar! Gracias a su aroma de pimienta, las morenas excitan la curiosidad. Las rubias evocan el heno fresco en el polvo veraniego. En cuanto a las pelirrojas, liberan connotacioens salvajes, animales.

Por supuesto, los aromas naturales pueden ser sublimados por el perfume. Envolverse en un aura sensual, como una llamada al amor, puede generar muchas fantasías. Practicar el libertinaje olfativo no se improvisa. Béatrice Boissiere nos guía al reino de las fragancias para dejarnos una estela propicia a las intrigas carnales.

La lascivia de los orientales
Los orientales nos perturban. Esos perfumes inspirados del calor y la suavidad de un abrigo de pieles, con notas dominantes dulces e invasoras, nos traen a la mente los olores de Oriente. Y con ellos un millón de promesas de voluptuosidad. “Vainilla, especias, pachuli, incienso y mirra dejan a su paso un rastro de seducción” sostiene Béatrice Boissiere, autora de Plaisir de parfum (« Placer de perfume »), una obra que nos guía al reino de las fragancias para ofrecernos la estela propicia a las intrigas más carnales.

La condición, claro está, es asumir la fuerte carga erótica que viene incluida. Su mejor representación es Shalimar, la quintaesencia de la femineidad. El secreto reside en la forma en que uno se apropia de la fragancia, lo cual revela un acuerdo que da lugar a los escarceos amorosos…

El olor salvaje del cuero
Una mezcla que nace en el siglo XIX, cuando los soldados rusos enceraban sus botas con un ingrediente extraído de la madera de abedul. “Sus notas casi agrias evocan el cuero, el sudor, la madera quemada y también el tabaco” explica Béatrice Boissiere. Una mezcla poderosa, con una fuerte impronta de virilidad.

Utilizar esta esencia mas “masculina” para una mujer puede revelarse como fuertemente afrodisiaco. “Para los dos” precisa Béatrice Boissiere. El amor es un juego. En la provocación de los sentidos, la iniciación olfativa puede convertirse en un preludio del placer. No dudes en intercambiar las fragancias.

El misterio de los chipres
Los chipres no tienen nada que ver con la isla del mismo nombre, sino más bien con complejos universos que nos recuerdan los bosques en otoño, con una gran impronta de misterio. “Basados principalmente en mezclas de bergamota y con un corazón floral de rosa y jazmín, los chipres intrigan más que hechizan” precisa Béatrice Boissiere. Menos lascivo que un oriental, un perfume chipre invita a un erotismo picante, que suscita la curiosidad. Una fragancia encantadora de cierta forma que conduce a la innovación olfativa y erótica. En todo caso, una estela irresistible como la del Aromatic Elixir de Clinique, verdadera arma fatal cuando salió a la venta.

El efecto Lolita de las notas más dulces
“Algunos olores conectados a la memoria de la infancia suscitan adicción desde el primer momento” lanza Béatrice Boissiere, cubriéndote súbitamente de un aura de Lolita muy apreciada por algunas. El caramelo, la vainilla, el chocolate o el regaliz nos transportan al despertar del deseo juvenil, a un candor que puede hacer que más de uno se derrita. Utilizar este tipo de fragancias lleva a sumergirse en un ritual íntimo, con acentos de inocencia y cargado de erotismo. Una fragancia que habla por ti y deja entrever que nada te gustaría más que someterlo a tus caprichos. Dulces y golosos, estos perfumes visten el cuerpo, convocan al deseo y habitan la memoria. No se olvidarán fácilmente de ti.

Inhalar a su pareja
Más allá de las estelas y sus efectos, el libertinaje olfativo puede concebirse como un juego erótico. “Para una sexualidad más distendida, yo sugiero a la gente que huela a su pareja” propone el sexólogo Gérard Leleu. Inspira a tu chico de manera suntuosa, olfatea su piel, el hueco del cuello, el calor de las manos, sus cabellos, como si fuera un ramo de flores o un vaso de vino. Respíralo, estremécete, reinventa los preludios como una forma de libertinaje olfativo, como un retorno a las fuentes de la animalidad, al poder de evocación del cuerpo y a sus pulsiones.

Comentarios