¡Mi príncipe llegará algún día!

Pero el hombre de nuestros sueños, ¿existe? Desde que somos pequeñas oímos hablar de él. Es el que despierta a la Bella Durmiente de su letargo, el que salva a Blancanieves de la muerte, el que vemos en la publicidad, en las películas… Lo que nos sorprende, sin embargo, es que ¡ninguno de los hombres que conocemos se le parece!

¿Cómo te lo imaginas? Seguro que guapo, con ojos bonitos, en plena forma y siempre listo para la aventura o para la vida en familia, según lo que busques. Sabes que te cuidará, que te defenderá… Puede, incluso, que él te descubra a ti. Hasta que apareciste, revoloteaba entre las chicas cual picaflor, ¡pero contigo quiere sentar la cabeza!

Desconfía de los clichés

Estás segura de una cosa: le reconocerías en cualquier parte. Pero él, ¿te verá a ti entre tantas mujeres que le buscan con la misma convicción que tú? ¿Serás la más guapa, la más amable, la más…? Pero ¿de verdad crees que a todas les conviene el mismo tipo de hombre? Esas bellas imágenes con las que sueñan, ¿acaso no son artificiales?

El ideal y el real, dos hombres distintos

Sueñas con él. Cierras los ojos y le ves, sientes su respiración, oyes su voz… Pero olvidas un detalle: un hombre no es una figura de cera que moldeamos a nuestro antojo. Es un ser vivo, que se transforma con el paso de los años, que pierde el pelo, que tiene un olor, una barba que crece, que pica, etc. El hombre con el que sueñas, ¿te lo has imaginado cansado o de mal humor? ¿Y a ti? Reconócelo, tú también tienes mal humor, momentos de egoísmo, de desanimo, ¡si hasta te salen granos!
De manera que no te engañes. No rechaces a todos los hombres bajo el pretexto de que no se parecen al hombre ideal: un día te enamorarás de alguien que por el simple hecho de él quererte a ti y tú a él, empezará a parecerse al ejemplar de tus sueños; pero tendrá un cualidad más: ¡existirá!

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