No quiero ser un hombre objeto

No quiero ser un hombre objeto 
A veces quisieras ser invisible o menos atractivo. La cantidad de chicas que te persiguen ¡es increíble! Cuando te ven se sonrojan, se ponen nerviosas o, por el contrario, intentan seducirte.

¡Eres un Adonis!

Al principio, volver locas a las mujeres te parecía formidable. Eras la envidia de tus amigos; podías tener a la chica que quisieras sin pestañear. Después, poco a poco te fuiste dando cuenta de que es posible aburrirse mortalmente con la más bella de las féminas.

Cuando sales con chicas sueles llevarte decepciones; lo único que les interesa es tu físico. El resto les da igual o, más bien, cuentan con que serás como un personaje de las novelas: sin complejos, bueno, generoso, tierno… Pero como ellas no tienen interés en descubrir cómo eres en realidad, eres incapaz de enamorarte de ninguna. De modo que todas tus relaciones son efímeras y te frustras porque nunca has experimentado el verdadero amor. Tienes la impresión de que ser guapo es un impedimento. ¿Cómo puedes dejar de ser un hombre objeto?

El sueño de todo hombre

¿Quién no ha soñado con tener la belleza clásica de un atleta, de una estrella de la música o del cine, una belleza indiscutible e independiente de los gustos de cada uno? Ser guapo es un regalo inestimable que te han legado tus padres. Pero la vida no es tan simple. Algunos hombres se dedican a destruir su belleza, a la que culpan de ser la fuente de todos sus males.
Gustar sólo por tu cuerpo te resulta desagradable, al fin y al cabo, atraes a las chicas por una cualidad de la que no eres responsable… Entonces te sientes desvalorizado. La atracción que provocas no alimenta tu narcisismo, porque es algo rutinario. Piensas que si tu aspecto fuera más normal tendrías más mérito al seducir y que las chicas te querrían más. Pero, al mismo tiempo, coleccionas tus conquistas, algo que te resultaría más difícil si no fueras tan guapo.

Elegir las propias armas de seducción

De manera que debes aprender a seducir de otra forma que no sea con tu cuerpo, lo cual es difícil porque no estás acostumbrado. Si quieres una relación que no sea exclusivamente física, no te abalances sobre la primera chica que veas. Demuéstrales a las mujeres quién eres; aunque quizá primero debas descubrirlo tú…
Y, sobre todo, no les reproches gustarles por tu cuerpo, cuando, en realidad, es un juego al que sucumbes sin oponer resistencia. ¡Caes rendido ante un chica guapa!
En lugar de acumular conquistas fáciles, resalta las características por las que quisieras que te amaran. Así serás como (casi) todos los demás hombres. Tu belleza, que hoy te resulta una carga, se convertirá es un don magnífico ¡para tu pareja!

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