¿Por qué acompaña el padrino a la novia hasta el altar?

Blanca y radiante va la novia hacia el altar. Es lo que dice el dicho, pero lo cierto es que en él se olvidan de que la novia nunca camina sola hacia el encuentro con su futuro marido, sino que lo hace acompañada por el padrino, un papel que normalmente queda reservado a su padre. La cuestión es ¿por qué comparte la novia este momento de protagonismo?
La novia avanza al altar acompañada de su padrino. 
Podríamos pensar que el hecho de que el padre de la novia sea quién la acompañe en este momento es un gesto fundamentalmente de cariño y respeto, ¿qué mejor manera de reconocer todo lo que un padre hace por nosotros que haciendo que sea él el que nos acompañe en uno de los momentos más felices de nuestras vidas? Sin embargo, pese a que esta sería una buena y bonita explicación para esta tradición, lo cierto es que sus orígenes son mucho menos románticos.
Asociar el cariño de padre e hija con la elección del padrino es algo muy reciente. 
Si nos ceñimos al momento en el que se dio por instaurada esta costumbre nos encontramos con que el padre es el encargado de entregar a su hija ante el altar por una simple cuestión de “propiedad”. Antiguamente, se consideraba que la mujer era propiedad de su padre hasta que pasaba a ser una posesión de su marido. En el momento del matrimonio, lo que se escenificaba era ese “trueque” de posesiones en el que el padre entregaba uno de sus bienes más preciados (su hija) a su futuro yerno.
Los orígenes de la entrega de la novia se alejan mucho del romanticismo.
Por si esto no fuera poco para quitarle todo el romance al momento, el padre no solo entregaba al novio a la que se iba a convertir en su esposa, sino que además le hacía entrega de la “dote”, un conjunto de bienes o propiedades que el marido pasaba a administrar y que se consideraban un apoyo a la manutención de la novia durante su vida conyugal.
Afortunadamente, hoy el cariño es la principal razón por la que actúa el padrino. 
Afortunadamente, las creencias han cambiado y aunque la novia sigue yendo acompañada al altar por algún hombre de su familia, el principal motivo para hacerlo es el que hemos comentado anteriormente: un gesto de cariño y agradecimiento por lo que ha representado para ella esa persona y el deseo de que comparta con los futuros esposos ese momento tan especial de sus vidas. ¿Un motivo mucho mejor para ser padrino, no crees?

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