¿Por qué regalamos anillos de diamantes para el compromiso?

El anillo de compromiso es una de las joyas más importantes que recibirá cualquier mujer. Y es que ¿qué chica no sueña con que su novio se arrodille y le pida matrimonio en el lugar más insospechado y de la forma más romántica posible? Y es que, aunque las peticiones de matrimonio pueden ser de lo más variado según el tipo de pareja y su personalidad, lo que no falla nunca es que el anillo de compromiso elegido lleve diamantes.  Nos hemos preguntado el por qué de esta tradición y ahora vamos a contarte la respuesta.

La historia de los anillos de compromiso viene de tiempos muy antiguos, algunos incluso se atreven a asegurar que ya existía en la prehistoria. Leyendas aparte, lo que sí sabemos es ya en la época de los antiguos egipcios los esposos llevaban anillos para simbolizar la unión entre ellos, aunque sobre todo, eran una forma de hacer ver que la mujer era propiedad del hombre. Esa misma tradición se mantuvo con los romanos, que usaban anillos de acero para este fin.
No fue hasta la época de los romanos cuando se empezó a hablar de romanticismo, creando la idea de la “vena amoris” o vena del amor, la que se sitúa en el dedo anular  y de la que se dice que llega hasta el corazón. Fue a partir de entonces cuando se estipuló que el anillo de compromiso se llevase en ese dedo, con un toque más romántico.
Todavía tuvieron que pasar unos siglos hasta que la iglesia tomó cartas en el asunto.  En el siglo IX, el Papa Nicolás I apoyó la idea de que el novio regalase a la novia un anillo de oro a la novia como señal de que podía mantenerla y de que ambos estaban unidos para siempre.
Pero, ¿por qué ahora se regalan anillos de diamantes? La respuesta tenemos que buscarla en la realeza, y más concretamente en el Archiduque Maximiliano de Austria que, en 1477 regaló a María de Borgoña un anillo de diamantes por su compromiso. Por aquel entonces, los diamantes solo estaban al alcance de las familias más poderosas y ello, unido a que se les atribuían propiedades mágicas relacionadas con el amor y la fidelidad, al ser la piedra preciosa más dura y considerarse una joya eterna,  hizo que las familias reales ya solo regalasen diamantes a la  hora de comprometerse. Además, se decía que cuando una mujer acepta un anillo  con un diamante, el destello de la piedra está ligado a los latidos de su corazón. Por eso se asocia que cuanto más brillante es la piedra del anillo solitario, el amor es más grande e intenso.
Poco a poco, los diamantes fueron aumentando en el mercado y familias que no pertenecían a la realeza comenzaron a adquirir también el hábito de regalar diamantespor el compromiso, hasta que, finalmente, se ha popularizado y ya son pocas las parejas que no escogen esta piedra a la hora de pedir matrimonio.

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