Bodas de verano: Algunos trucos para hacer tu gran día más refrescante







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Cuando una pareja decide casarse y poner fecha al gran día, lo normal es hacerlo con un mínimo de nueve meses, por lo que es totalmente imposible saber qué clima hará el día de la boda. Lo que si que podemos prever, sin embargo, es la temperatura.

Las bodas de verano, organizadas en los meses de enero y febrero, son más calurosas por naturaleza, y es por ello que hay que tener en cuenta varios factores, para que todos los invitados se sientan a gusto.
Con la llegada de la temporada estival, las esperas se hacen más largas, y hay que tener especial atención con la gente mayor y los niños. Se recomienda organizar bodas en las franjas de tarde, para evitar las horas más calurosas del día.
Durante la ceremonia, deja de forma visible cestas con abanicos como detalle de boda como los de Azul y chocolate, en rafia natural o de colores vivos -al fin y al cabo, es verano-, para todas las invitadas que lo necesiten. Es un complemento muy útil, y siempre se pueden diseñar de forma que vayan en armonía con el resto de la decoración.
Siguiendo con el mismo estilo de ceremonia, pueden incluir una mesa con limonada en algún área destinada a los invitados: quedará preciosa, es refrescante y, bien presentada, se convierte en un detalle muy original, además de un punto de parada casi obligatoria.
Si tienes previsto un servicio de autocar para el traslado de los invitados, no olvides disponer de botellitas de agua para cuando suban: seguro que lo agradecerán. A la hora de elegir el cóctel para la recepción de la boda, incluye vasitos de mojito o crema de de pisco, o pequeñas porciones de melón con jamón. Todo ello dará un toque muy luminoso y chic a vuestro día.
Como broche final: incluiye una zona de barra libre con helados, o un divertido carrito vintage. Refrescante, ¿verdad?

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