Tú no eliges a tu pareja… ¡lo hace tu nariz!

Seguramente crees que eres tú la que toma las decisiones a la hora de enamorarse o que, al menos, es una parte consciente de ti, como tu cerebro, el que decide de qué chico quedas prendada. Pues bien, según la ciencia, el órgano que definitivamente dice sí o no al chico que tienes delante no es otro que tu nariz.


¿Quiere decir esto que nuestro olfato puede detectar nuestra mayor o menor compatibilidad con una pareja potencial? Al parecer, así es. Diversos estudios han establecido que las mujeres se sienten más atraídas hacia el olor que desprenden aquellos hombres con los que son más compatibles a nivel de ADN.

El experimento que lo confirmaba proporcionó diferentes camisetas con olor corporal masculino a un grupo de mujeres y les pidió que indicasen cuál les resultaba más atractivo. Todas ellas seleccionaron las camisetas de aquellos varones que presentaban mayores diferencias con ellas en su Complejo Mayor de Histocompatibilidad (familia de genes ubicados en el cromosoma 6 implicados en el funcionamiento de nuestro sistema inmune). Y es que nuestra nariz no tiene un pelo de tonta: a mayores diferencias en este complejo, más protegidos estarán los hijos de esa potencial pareja ante diferentes enfermedades ya que su sistema inmune tendrá “coberturas” más variadas.
Pero no solo eso. Recientes investigaciones han demostrado que nuestro olfato no solo nos ayuda a escoger a nuestra pareja inicialmente, sino que también hace que la mantengamos a lo largo del tiempo.

Cuando una mujer no ha encontrado aún a su pareja, o cuando todavía no está enamorada de esa persona, es capaz de diferenciar claramente e identificar sin atisbo de duda, los olores de sus amigos y familiares, especialmente aquellos del género masculino.
Sin embargo, esa habilidad parece desaparecer o, al menos, disminuir, cuando ha escogido a su media naranja. A partir de entonces perdemos misteriosamente la capacidad de diferenciación y solo somos acertamos a distinguir el olor de nuestra pareja, olvidando el de otros seres masculinos a nuestro alrededor. Este mecanismo nos ayuda a seguir vinculadas a nuestro chico a lo largo del tiempo, ya que nos impide “olfatear” otras parejas potenciales.

Pero, ¿influyen en todo esto las colonias y desodorantes? ¿Por qué nos gastamos el dinero en comprar Chanel número 5 si al final viene todo determinado por nuestro olor corporal? Los investigadores han demostrado que los perfumes que usamos sí despiertan ciertos elementos en nuestro cerebro, relacionados fundamentalmente con nuestras experiencias previas. Así, si la colonia que usa un hombre nos recuerda a la de nuestro padre o nuestro hermano nos hará sentir en un ambiente más seguro y familiar, mientras que si un chico usa una colonia cuyo olor asociamos a alguna experiencia desagradable en nuestras vidas, lo tendrá mucho más difícil, de entrada, para conquistarnos.

Y es que, día a día, la ciencia nos confirma que el amor y la atracción son fruto de procesos mucho más complejos de lo que podíamos creer y que muchos de ellos no solo no restan romanticismo a la ecuación, sino que añaden nuevos elementos relacionados con nuestro bienestar y nuestra compatibilidad genética que convierten a las relaciones en algo mucho más apasionante.

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